El deporte, como toda actividad humana de carácter espontáneo, llena de riqueza vital, debe ser estudiado desde todos los ángulos de la cultura y cómo su desarrollo se ha convertido en un hecho social.
El ajedrez es una forma de producción intelectual que tiene su encanto particular. La producción intelectual es una de las grandes satisfacciones -si no la mayor- al alcance del hombre. No todos pueden componer una pieza musical inspirada o construir un puente; sin embargo, en ajedrez todo el mundo es intelectualmente productivo y, por consiguiente, cada persona que lo practica puede experimentar una satisfacción.
En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al nño que vivía en él y que le hará mucha falta.
Hay que utilizar las posibilidades que ofrece el deporte como vehículo de formación de las personas y como transmisor de valores.
El ajedrez es un mar en el cual un mosquito puede beber y un elefante puede bañarse.
El ajedrez, interesantísimo; es juego de dioses: ¡manejar a nuestro antojo un mundo en pequeño con todas sus figuras! Quién sabe si el mundo no será en resumidas cuentas más que eso, un gran tablero de ajedrez al que unos seres superiores juegan con nosotros como nosotros jugamos con las figuras del ajedrez.
El punto fuerte de la experiencia innovadora del Xecball es, primordialmente, el modo de introducir el ajedrez en la materia de Educación Física, en la búsqueda de una propuesta de mayor valor motriz que la mostrada en la enseñanza tradicional.
El movimiento ayuda al desarrollo psíquico y este desarrollo se expresa a su vez con un movimiento y una acción.
El ajedrez es el único deporte, en el cual un veterano de 90 años puede ganarle a un joven de 20 años.
Nuestra práctica pedagógica es una búsqueda incesante. Permanece constantemente abierta: abierta a la creatividad de los niños, abierta a la observación y al análisis de su comportamiento, abierta asimismo a nuestra propia creatividad que nos incita a proponerles -no a imponerles- nuevas direcciones de búsqueda que nos permitan sondear su verdadero interés.
El deporte escolar tiene por objeto la formación integral de la persona como tal y el deporte federado es la herramienta para la práctica y competición de un deporte.
Ningún libro puede por sí solo enseñar a jugar ajedrez. El libro, como el maestro, sólo puede ayudar y señalar la rura a seguir. El estudiante tiene que poner de su parte todo el esfuerzo y atención posible.